Las pruebas que nos pone la vida

Hace poco estaba hablando con un amigo, cada uno desde el confinamiento de su casa en medio de esta pandemia, Y de repente, él me preguntó: Camilo, ¿qué crees de esta prueba que nos ha puesto la vida? Y yo le respondí: ¿A cuál prueba te refieres? El titubeó un momento y luego me dijo: ¿Cómo que a cuál prueba? Camilo, yo sé que eres optimista, pero por favor. Pues me estoy refiriendo a esta crisis, a esta pandemia. Y yo le respondí, pero es que esto no es una prueba que nos está poniendo la vida. Esta es la vida.

Y yo lo creo así. Esta pandemia no es una prueba que la vida nos está poniendo a ver si la pasamos. Esta pandemia es parte de lo que ocurre todos los días en la vida. Todos los días en la vida de algún ser humano hay alguien que muere de un virus, alguien que muere de una enfermedad, alguien que se queda sin trabajo, alguien que pierde un ser querido, alguien que termina una relación, alguien que se va a la bancarrota, alguien que tiene un accidente, alguien que pierde de un ser querido, alguien a quien se le quema la casa.

Y todo eso es parte de la vida. No es TODO lo que hay en la vida, pero es una parte. La otra parte es que todos los días alguien se enamora, alguien consigue el trabajo que buscaba, alguien sale a empezar el viaje de sus sueños, alguien se recupera de una enfermedad, y eso es también parte de la vida. Estas son las dos caras de la vida. Unas veces las cosas salen tal como las habíamos planeado, y otras veces pareciera que nada no sale bien. Y esa es la vida.

“La vida no es solo buenos momentos.
Eso se disfrutan pero de los malos se aprende”

Pero a la gente le encanta separar las cosas entre lo malo y lo bueno. Y entonces, cuando le sucede algo malo, piensa: Esto debe ser un castigo por algo malo que hice. Esto es Dios dándome un tirón de orejas. Éste es el universo haciéndome una llamada de atención. Esta es una reprimenda por algún mal comportamiento. Y si nos sucede algo bueno entonces decimos esto de ser un regalo del destino. Y eso que a veces ni siquiera los regalos los recibimos con entusiasmo. Porque a veces decimos esto es un regalo inmerecido.

Pero lo cierto es que ni las cosas buenas son regalos y las cosas malas son nunca todo lo que recibimos, todo lo que ocurre en nuestra vida bueno o malo, es la consecuencia de nuestras acciones, de las leyes de la naturaleza, o de las coincidencias. Estabas en el paradero de autobuses, esperando el bus para irte a tu casa después de un día largo de trabajo y un automóvil que doblaba en esa esquina calculó mal la curva, te arroyó, perdiste una pierna.

¿Fue eso un castigo? ¿Castigo por algo que acabaste de hacer, un castigo por algo que hiciste muchos meses atrás y a lo mejor ya lo habías olvidado? Yo no creo. Fue un accidente o una imprudencia, o hasta una negligencia del conductor del auto. Pero no fue culpa tuya. Eso es todo.

Tampoco podemos jugar el juego macabro de creer que ese accidente fue a propósito para enseñarte una lección, para mostrarte que debías valorar más tu tiempo con tu familia, o cualquier otra cosa que se te ocurra asignar como causa de ese accidente.

Porque a nosotros nos encanta asignarle alguna razón a lo que ocurra en nuestra vida, ya sea que sea cierta o no.

Y no nos damos cuenta de que muchas veces esa razón que le atamos al problema, lo único que hace es empeorarlo.

Te voy a decir a qué me refiero. Para muchas personas, las dificultades, problemas, retos y crisis que enfrentan se convierten en algo insoportable y no las pueden aguantar. Algunas personas llegan al punto de quitarse la vida porque simplemente no saben cómo lidiar con dichas situaciones, y en medo de su angustia, el suicidio parece ser la única salida

Tomando las palabras de mi amigo, ellos ven como que no pasaron la prueba que la vida les había puesto, así que renunciaron a seguir viviendo.

“Lo que determina nuestro éxito
no es lo que nos suceda,
sino cómo respondamos a lo que nos suceda”

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