No esperes a que los síntomas aparezcan para pensar en el problema

Muchos de nosotros le prestamos poca atención a ciertas áreas y aspectos de la vida que deberían gozar de gran importancia. Se nos ha metido en la cabeza que si no existe una emergencia o un problema evidente, es señal de que todo anda bien. De hecho, sólo pensamos en ellos cuando se presenta un problema, o inclusive, mucho después que el problema ha aparecido. Eso es vivir de un modo reactivo.

¿Cuándo es que la gente se preocupa por su salud? Cuando está enferma.

¿Cuándo decide la persona promedio buscar asesoramiento financiero? Cuando se encuentra al borde de la bancarrota.

¿Cuándo nos preocupamos por el estado de nuestra relación de pareja? Cuando nos enteramos que nuestra pareja está considerando el divorcio.

¿Por qué esperar hasta cuando el daño está hecho para hacer algo? Hay muchas cosas que podemos hacer cuando estamos sanos, o cuando nuestra relación marcha bien, para asegurarnos que estas áreas de nuestra vida continúen así.

Todos podemos determinar qué comer y qué no, y con qué frecuencia ir al gimnasio. De igual manera, está en nuestras manos el asegurarnos que mantenemos un alto nivel de comunicación con nuestra pareja, o decidir que viviremos con un presupuesto de gastos que nos permita saber cómo y en qué gastamos nuestro dinero. Todas estas decisiones están bajo nuestro control; cuando ejercemos tal poder y actuamos de acuerdo con las prioridades que hemos establecido en la vida, habremos optado por vivir de forma proactiva.

Comparte este artículo