Los sueños son el combustible de la vida

Hace algún tiempo, escuchaba a un padre decirle a su hijo que “soñar era cosa de ilusos y que era mejor mantener los pies en la tierra y ser realistas”. Ante la protesta del joven por su obstinado pesimismo, el padre respondió: “Te digo esto por tu propio bien porque no quiero verte defraudado y herido si no logras alcanzar lo que deseas”. Infortunadamente, tras la máscara de las buenas intenciones de un padre preocupado por los sentimientos de su hijo, se esconde el mayor ladrón de sueños que existe: la idea que soñar sólo traerá frustraciones y desencantos.

Los soñadores han sido los forjadores del progreso de la humanidad y sin sus sueños no habrían sido posibles los avances tecnológicos, descubrimientos, inventos y avances que nos permiten disfrutar hoy de una mejor calidad de vida. Ahora bien, es importante aclarar que el hecho de ser conscientes de nuestros sueños y deseos no nos garantiza que los obtendremos. Pero quienes ni siquiera se atreven a buscar claridad sobre lo que desean alcanzar, pueden tener la seguridad que nunca lo conseguirán.

Tus sueños no sólo le proveen dirección a tu vida, sino que te proporcionan la disciplina y el carácter para desarrollar los hábitos que te ayudarán a lograr tus metas y propósitos. Seas consiente o no de ello, tus sueños son seguramente la razón más importante por la cual dedicas gran parte de tu vida a tu trabajo.

Walt Disney solía decir: “Todo empieza con un sueño, suéñalo y podrás lograrlo”. Si el sueño que escojas puede convertirse en realidad, ¿por qué conformarse con sueños pequeños y contentarse con poco cuando la vida tiene tanto que ofrecer? Sueña en grande. Piensa que si has podido alcanzar todas las metas que te has propuesto hasta ahora, es posible que no te estés fijando metas suficientemente altas.

Comparte este artículo