¿Estás jugando a la gallina ciega
con tu dinero?

El trabajar sin metas financieras a corto y largo plazo es un error que casi siempre conduce al desastre económico. ¿Cómo actuar de manera eficaz si no sabemos dónde estamos parados, ni cuáles son nuestros ingresos reales, ni cuánto estamos gastando? Lo peor de todo es que entre más mal está la situación, menos queremos saber. Es como si no quisiéramos enterarnos de nuestra realidad y prefiriéramos vivir en la oscuridad.

Es la misma actitud absurda de aquellos que no van al médico a pesar de sus múltiples dolencias por temor a corroborar el pobre estado de su salud. No tiene ningún sentido. No obstante, este mismo mal aqueja a muchos empresarios; ellos no saben ni parecen estar interesados en saber cuál es el verdadero estado de sus negocios. No están generando los ingresos que desean, pero esto no les inquieta demasiado ya que no se muestran preocupados por descubrir el porqué.

Algunos emprendedores creen que si duplicaran sus ingresos todos sus problemas financieros se resolverían. Pero la realidad es otra: si no sabemos cómo administrar $100 dólares, mucho menos sabremos cómo administrar $1.000 ni $10 mil. Hay quienes ganan cientos de miles de dólares al año y aun así se encuentran tan mal como aquellos que devengan $200 dólares a la semana. Lo único es que los primeros están quebrados a un nivel más alto.

¿Cómo evitar caer en el error del juego de la gallina ciega? Tu plan financiero debe incluir metas específicas a corto y largo plazo y estar acompañado de un presupuesto de gastos puntual. Muy pocas personas han dado este paso; sienten un miedo aterrador ante la idea de descubrir cuánto y en qué gastan cada mes. Prefirieren llevar una vida de autoengaño, esperanzadas en la idea de que todo está marchando bien, sin entender que el no lidiar con sus finanzas es la peor manera de abordarlas.

Con frecuencia les pido a aquellos que vienen a mí en busca de orientación sobre cómo lograr sus metas financieras, que escriban una lista de la cantidad de dinero que gastan mensualmente y en qué. Si es una pareja, le solicito a cada uno de los cónyuges que la haga por separado.

La sorpresa no es solo que las listas que ellos preparan individualmente rara vez coinciden dentro de un margen de diferencia en las finanzas de un 10%. Lo sorprendente es que después de examinar más de cerca sus gastos, veo que sus egresos reales son un 30% superior a lo que ellos creen que están gastando.

¿Y de dónde sale el dinero para cubrir estos gastos que ellos no habían tomado en cuenta?

Con frecuencia es cubierto con tarjetas de crédito con altos intereses, lo que hace el problema sea cada vez peor.

Pregúntate: ¿no deberías saber a ciencia cierta a dónde va tu dinero cada mes? Una cosa es expresar que deseas ser financieramente libre, pero para hacer eso debes conocer con absoluta honestidad tu situación actual. Desarrollar un presupuesto personal es la manera más simple de empezar a tomar control de tus finanzas personales.

¿Por dónde empezar? Busca tu chequera y mira todos los cheques que has girado durante el último año. Examina los extractos bancarios y los recibos de tus tarjetas de crédito, ubica todo documento que te ayude a determinar cómo has gastado tu dinero cada mes. Una vez termines de hacer esto es posible que descubras, al igual que la mayoría de las personas, que estás gastando más de lo que ganas. Si es así, necesitas hacer una de dos cosas, o mejor aún, las dos: busca la manera de aumentar tus ingresos y decide cómo vas a reducir tus egresos.

Recuerda que tu presupuesto no es una camisa de fuerza que te detendrá de disfrutar la vida. No se trata de crear limitaciones sino de tomar nuevas decisiones sobre lo que es prioritario en tu vida y destinar tu dinero a ello en lugar de malgastarlo sin saber cómo ni en qué.

Sé proactivo, no vivas de una forma reactiva. ¿Si ves? Las personas que viven de un modo reactivo nunca saben cuánto gastan, viven de cheque en cheque, siempre preocupadas de cómo van a cubrir sus deudas y todo esto las mantiene estresadas y angustiadas. Lo más curioso es que cuando les hablo de elaborar un presupuesto, de posponer ciertos gastos y de planear sus finanzas, muchos me dicen que todo esto les va a quitar libertad y los va a limitar.

Me pregunto de qué clase de libertad hablan cuando están estresados, ansiosos y preocupados por el dinero todo el tiempo.

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