¿Eres consiente de todas las responsabilidades que vienen con ser tu propio jefe?

Existen numerosas adicciones cuyos efectos son apreciables a simple vista: las drogas, el alcohol, el cigarrillo. Sin embargo, hay otras cuyos estragos no siempre se logran percibir tan fácilmente.

Estoy convencido, por ejemplo, de que muchas de las personas que en algún momento consideraron la idea de empezar un negocio propio continúan atadas a un empleo que odian debido a que son “adictas” al cheque de su paga mensual. No conciben la idea de vivir sin la seguridad de saber que al final del mes recibirán el pago de su salario. Es triste, pero el temor a no contar con ese sueldo fijo hace que individuos con gran talento y capacidad para los negocios no den el primer paso hacia la creación de su propia empresa.

Sin duda, el ser tu propio jefe acarrea un gran número de retos y responsabilidades que no todo el mundo está dispuesto a encarar.

En una encuesta realizada con un grupo de emprendedores que contemplaba la idea de empezar su propia empresa se encontró que una de las razones que con mayor frecuencia los motiva a querer ser sus propios jefes es la independencia. Esa autonomía sobre sus acciones es algo que valoran mucho todos los que desean hacer la transición de empleados a empresarios. Para ellos, la libertad de elección, la autorrealización y el mayor control sobre su destino, son valores que gozan de gran prioridad en su vida.

Cuando tienes un empleo tu jefe planea y ordena las actividades que debes realizar. Es él quien organiza y dispone de tu tiempo como más le convenga a él. Si no ejecutas las tareas asignadas de acuerdo a lo esperado hay consecuencias, sanciones disciplinarias e incluso es posible que llegues a perder tu trabajo. ¿Por qué? Porque los ingresos y el bienestar económico de su empresa depende de que tú produzcas resultados.

Ahora bien, es muy posible que la idea de ser tu propio jefe te lleve a creer que eres libre de organizarte como quieras, que tienes total control sobre tu tiempo y no necesitas preocuparte demasiado por producir resultados, aumentar las ventas o generar ingresos, ya que es tu negocio y si no produces ahora, ya lo harás más adelante. No te engañes, recuerda que ahora la tarea de organizar, planear y priorizar recae sobre ti y que si los objetivos no se cumplen también habrá consecuencias.

Si quieres construir un negocio exitoso, evita caer en el error en el que caen algunos emprendedores para quienes el “ser su propio jefe” se convierte en un arma de doble filo. Al no tener a alguien más que los dirija y supervise, tienden a relajarse, se acostumbran a trabajar sin planes ni metas específicas, posponen aquellas actividades que presenten alguna dificultad y se dedican a hacer solo lo que se les facilita y no los obliga a salir de su zona de comodidad.

Es claro que si no trabajas con disciplina, con metas a corto y largo plazo, exigiendo resultados precisos y medibles de tu esfuerzo, entendiendo que lo que tienes entre manos es un negocio que necesita producir ganancias y no un pasatiempo o una distracción, la vida de tu negocio será muy breve.

¿Te encuentras a menudo cuestionando el precio a pagar por el éxito de tu empresa? Si has respondido de manera afirmativa a esta pregunta, toma unos minutos para identificar de nuevo las razones que te llevaron a ser tu propio jefe.

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